EL HUEVO O LA GALLINA
En terapia observamos con frecuencia lo importante que es para las parejas en conflicto, dilucidar quién de los dos es el responsable de haberles llevado a esa situación. Así, escuchamos cosas como:
-“No habla nunca. Yo me dirijo a él, le hago preguntas, pero apenas me responde con monosílabos. Yo me voy calentando hasta que estallo y viene la bronca”.
-“Se comporta de una manera muy brusca cuando estamos con mi familia. Se muestra huraña conmigo y con mi familia. Grita, se enfada por tonterías y el otro día incluso faltó al respeto a mis padres. No puedo más”.
-“Apenas tenemos relaciones sexuales. Siempre soy yo el que se acerca a ella cariñoso, pero pone cualquier excusa para no hacerlo”.
Tras escuchar a estas personas tenemos claro dónde piensan que está la solución a estos problemas: que mi pareja se esfuerce más en hablar, que se comporte mejor con mi familia y que se esfuerce un poco más en el sexo. Es fácil, ¿no? Pero veamos qué nos dicen sus parejas:
-“¿Qué no hablo? Claro, si cada vez que lo hago, todo lo que digo está mal. Para ella no hago nada a derechas. No admite crítica alguna y más que preguntarme siento que me ladra. Por eso no hablo”.
-“Su familia me cae bien. Les tengo mucho cariño. Lo que no soporto es que a mí siempre me deja en un segundo plano. La opinión de su familia siempre vale más que la mía ¡incluso cuando hablamos de temas relacionados con mi trabajo! Me pone de los nervios y a veces pierdo el control”.
-“Se pasa todo el día diciendo que estoy gorda, no hace más que piropear a otras chicas delante de mí, ¿y luego pretende que tenga ganas de tener sexo con él?”.
Vaya, ya no está tan claro de quién parte el problema. Muchas veces las parejas pretenden que decidamos quién tiene razón, pero para nosotros esa pregunta no es importante. Los dos la tienen. Ambos son responsables de haber llegado a esa situación. Siempre es cosa de dos: todo lo que hacemos repercute en el otro, y lo del otro en nosotros en un círculo constante. Y no nos importa qué fue primero, si el huevo o la gallina, que tú me descalificaras o que yo dejara de hablar, que tú no quisieras sexo o que piropeara a otras… etc.
En pareja hay que asumir que las cosas son al 50% para lo bueno y para lo malo, y cada uno debe responsabilizarse de su parte para cambiar la situación.
Si quieres saber más sobre dinámicas y estrategias de comunicación, puedes encontrarlas en el capítulo 11 de “Ysinembargotequiero: Claves para una buena vida en pareja”.
Comentarios
Ramon 24 enero, 2013 at 21:26
Interesante, no sé porque pero me suena muchísimo. Sé que es un tópico, pero creo que la diferencia en la solución de todos estos dilemas es el amor.
Si estas enamorado siempre seguirás intentándolo.