Mi pareja casi nunca quiere sexo ¿qué puedo hacer?
Más allá de problemas de pareja más profundos que tratamos extensamente en nuestro libro (capítulo 12), vamos a aportar ideas a tener en cuenta que puedan ayudar.
Es importante cuidar nuestras rutinas, nuestra actitud en el día a día. No podemos pretender que nuestra pareja arda en deseo al llegar la noche, si durante el día no hemos cruzado apenas dos palabras, o una mirada cómplice o unas caricias de ternura que nos recuerdan: te quiero. Esta es una queja bastante frecuente: “no me abraza jamás, no me besa, no hay muestras de ternura y sólo se acerca amorosamente en busca de sexo”.
Volviendo a la actitud en general que también influye. Permitidme una comparación grotesca pero muy gráfica de dos escenas domésticas (los sexos y actitudes de los personajes son intercambiables):

“Marido, sentado frente al televisor en el sofá apoyado sobre las lumbares porque el volumen de su abdomen no le permite sentarse en una posición normal. Cerveza en mano disfrutando de un partido de fútbol de su equipo preferido. De vez en cuando le observa su pareja de reojo y le descubre hurgando en su fosa nasal como en busca de un tesoro valioso. Cuando su pareja le pregunta algo, contesta con monosílabos, por supuesto sin mirarle y con un tono cortante dando a entender que le deje tranquilo” ¡Uhm, qué erótico y apetecible! ¿Verdad?
“Marido que llega a casa agobiado tras una larga y tediosa jornada laboral. Conforme llega a casa va pensando: ahora unos minutos de relax, cena tranquila, peli para desconectar y mañana será otro día. Pero al abrir la puerta, casi sin saludarse, su pareja sale a su encuentro y sin mediar palabra, mirada de cobra, le empieza a acribillar a preguntas sobre temas del seguro de la casa, le cuenta lo horriblemente mal que se han portado los peques y que ya no puede más, el tono de voz cada vez más alto porque nota que a su marido eso no le interesa en ese momento, ella rompe a llorar, él le grita, los niños se asustan….” ¡Esa noche sexo seguro!
Cuidemos nuestra actitud del día a día y recordad que el sexo no empieza en el dormitorio, sino mucho antes.
Espero os sea útil este post e incluso si lo ponéis en práctica, nos encantará saber si pequeños cambios os funcionan. Ya sabéis, mucha más información en el libro: “Ysinembargotequiero. Claves para una buena vida en pareja”.
Por Olga Córdoba e Iñaki Vázquez
Comentarios
Andreu 1 diciembre, 2012 at 22:26
Os pongo otro ejemplo: pareja que trabaja, los dos llegan a casa cansados, uno se encierra en su despacho a leer o hacer una siestecilla, el otro se va a buscar los niños, los lleva a las actividades, los va a buscar y cuando llega nadie ha pensado en la cena. El uno de repente se acuerda que tiene que ir a buscar alguna cosa importante, así que el otro mira que hay en la nevera y se pone a cocinar, intenta seguir a los niños por si tienen deberes, enviarlos a la ducha, que siempre se resisten un poco, pone la mesa y ya estamos todos para cenar. Después de cenar uno quiere ver las noticias, el otro acompaña a los niños a lavar los dientes y poner pijamas, para que no tarden una hora, apaga luces y regresa a la sala. Todo está todavía sobre la mesa, a nadie se le ocurre recoger un poquito. Uno dice al otro, “ya lo haremos más tarde, ven aquí que nunca te sientas conmigo tranquilamente a ver la tele un rato”, el otro se sienta un rato, está muerto porque hay que levantarse cada día con los niños a las siete y le entra el sueño. Dice, “ei, yo me voy a la cama, ¿recoges tu?”. Te vas a la cama pero “¿hay posibilidades de marcha o demasiado cansancio”. Si hay posibilidades de marcha, me voy contigo y al día siguiente todavía estará todo encima de la mesa. Si no hay posibilidades de marcha, me quedo, y al día siguiente con un poco de suerte todo en la pica, ni siquiera en el lavaplatos, y una gran cara de enfado. ¿Que tal?
YSINEMBARGOTEQUIERO 2 diciembre, 2012 at 0:45
¡La vida misma! Un saludo afectuoso.