¿Se puede ser independiente psicológicamente sin dejar de amar? ¿Qué diferencias hay entre amar y depender emocionalmente de otra persona?

dependencia emocional v.s amor
Dependencia emocional v.s amor.

El amor es poco previsible, a veces confuso y muy difícil de domesticar. Amar es una experiencia atractiva, pero agridulce por lo encantadora que supone a veces y eventualmente dolorosa. Amar implica un ejercicio constante para mantener vivo el sentimiento.

La experiencia de amar es terriblemente amenazante para las personas inseguras y dependientes porque ellas no se mueven con soltura en las situaciones que conllevan cierto grado de incertidumbre. En cambio para las personas psicológicamente independientes, amar resulta una experiencia fascinante, asumiendo los riesgos que implica la aventura de amar.

Las personas dependientes emocionalmente, sufren generalmente de baja autoestima, escasa tolerancia a la frustración y al sufrimiento y temor exacerbado a ser abandonadas compensado por la ilusión de permanencia e intolerancia a las situaciones que conllevan incertidumbre dentro de las relaciones amorosas.

Cuando inician una relación sentimental, sufren intensamente por el miedo a perder al ser querido y se generan una ilusión de permanencia: “Nos amaremos siempre”. Cuando esta ilusión de permanencia se ve amenazada, entran en una importante crisis personal y muchas veces ni siquiera lloran la posible pérdida del ser amado, sino lo que representa para ellas “la relación”: seguridad, cuidado, compañía, afecto, compañerismo…

Las personas dependientes emocionalmente, cuando aman se vuelcan en el ser amado casi al cien por cien, se vuelven “fanáticos del ser amado”, más que amor es devoción lo que sienten. Estas personas concentran toda la capacidad de placer en su ser amado a expensas del resto. El goce de la vida y la sensación de felicidad se reduce a la mínima expresión: “El otro”. Este tipo de vínculo amoroso castra, empobrece, aísla, degrada, somete y desgasta.

Cuando una persona comenta: “Mi pareja lo es todo para mí”, “Sin mi pareja me moriría”, “No concibo mi vida sin él”… Detrás de estas frases existen creencias sobre las que gira el mundo emocional de la persona psicológicamente dependiente.

Como dice Walter Riso el amor no dependiente nos lleva a “amarnos en libertad y sin miedo a ser lo que somos”.

Amar es muy distinto de depender. Cuando amamos somos dueños de nuestra vida y nos amamos y respetamos a nosotros mismos. Las premisas de amar sin depender son entre otras las siguientes: independencia, no posesividad, no adicción, afecto sin opresión. Se puede controlar el temor al abandono y mantener tu identidad.

En cambio, cuando dependemos emocionalmente de otra persona, gastamos nuestra energía emocional en “retener” al otro para no perder la mayor fuente de gratificación. Este objetivo lleva a las personas dependientes emocionalmente a comportarse de maneras patológicas: controladoras o celosas con ataques de celos, o excesivamente dóciles, complacientes y sumisas y para evitar el abandono, o reduciendo sus intereses a los intereses de su ser amado perdiendo hasta su identidad personal.

En las redes de la dependencia emocional puede caer cualquier persona que carezca de la suficiente autoestima como para hacerse cargo emocionalmente de sí mismo y busca en las otras personas fuentes de seguridad y de placer que le calmen el miedo a la soledad y al abandono.

Si te sientes identificado, lucha por tu independencia, haz las paces con la soledad y proponte superar tus miedos.

Para este verano os recomiendo como lectura el libro del que soy coautora: “YSINEMBARGOTEQUIERO. Claves para una buena vida en pareja”, en él encontraréis claves prácticas para amar en libertad. Podéis conseguirlo en esta web, en papel o en formato digital.libro-pdf

¡Feliz verano!

 

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